Hace unos días Óscar estuvo de cumpleaños. Y no se nos ocurrió mejor idea que regalarle un kit de frigopoesía:

Òscar, que es un chico muy generoso y dado al noble hábito de compartir, decidió que la frigopoesía sería más divertida en nuestra oficina que en su nevera:

Y fue así como la frigopoesía entró entre estas cuatro paredes para quedarse instalada en una parte de la pizarra magnética…
